jueves, 12 de noviembre de 2009

Dulce economía


Cuando decae la alegría, la creatividad se va al garete y el entusiasmo se ve mermado hasta tal punto que una cuadrícula mental queda impuesta dentro de uno. ¿Trabajo para vivir ó vivo para trabajar? Un obnubilamiento de los sentidos más primarios se graba en el cuerpo de animal racional que soy y lo convierte en maquinita.

Y ante la densidad de estas nubes, se agradece un ejemplo amigo que las vuele hasta otra cumbre... Simplificar la vida; medirla, en este caso, en forma de tarta. Una para gasolina, otra para la compra del domingo... saliendo con la ventaja añadida de quedar hecho, con suerte, todo un experto pastelero.

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