sábado, 11 de octubre de 2008

Días de viento y zapatillas

Abrir los ojos a las 9 de la mañana pensando que son las 7.
El gris que casi todas las mañanas me da la bienvenida desde lo más alto hoy lo hace, además, en forma de regadera de gigantes agujeros que dejan escapar agua a raudales. Son ya varios los días en que llueve, dirían, fuera de temporada y yo me pregunto, ¿pasará esta isla de semiárida a tropical? ¿Crecerán hasta el tamaño de puños las agradecidas hojas que con dos gotas se tornan verdes? Lianas y enredaderas, altura y más altura; competencia por llegar a ver la luz del sol. Gigantescos paraguas que protegen de la lluvia a los sorprendidos lagartos. Gatos, felices, con tanto tronco para trepar y, peligrosa evolución, hormigas, arañitas de diez veces su tamaño. Sustituir los puntos de sutura por las cabezas dentadas de estas pequeñas señoritas.
Serán nuestras casas las chozas de la selva. Pero de selva tranquila porque a este trozo de tierra en medio del mar raro será que lleguen animales más grandes que el hombre de no ser una pobre ballena varada ó un regimiento de tigres vía India-Lanzarote en Transmediterránea.
Paco construirá su K´fé en el agujero de un árbol y tendremos fuera mesitas de madera a la enorme sombra de sus ramas. Los paseos al mirador se convertiran en una lucha con machete por encontrar el camino.
¿Serán éstos los tiempos de cambio? ¿Será que se equivocó este año el Anticiclón de las Azores? ¿Será que se va a hacer justicia y nos van a mandar agua desde los cielos a la isla de las desaladoras?

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