lunes, 20 de octubre de 2008

El devenir de lo cotidiano

Algo después del primer aniversario de la gestación de otro cambio de rumbo y de mi vuelo rozando al viento con el cuerpo entero, las ranas vuelven a croar, las moscas siguen posándose en la pantalla del ordenador y la luna que va y viene, se esconde y aparece...
Pasadas las doce del día del Pilar del año pasado, saltaba de un avión con el cuerpo pegado al de otra persona. Y, dejando de lado este matiz, esta experiencia, que es difícilmente recreable en el día a día, viene a mi pensamiento de vez en vez suponiéndome un soplo de aire fresco y un recordatorio de la ligereza de la que pretendemos y conseguimos carecer cuando nos crecemos en nuestra condición de humanos. Sensación que, por cierto, nunca debería dejarse escapar. Este recreo del vuelo y el mirar las nubes en el azul, cerca del sol, me devuelven la respiración profunda en el cotidiano. Que cada uno elija su razón para hinchar los pulmones como se merecen y que lo haga a menudo, habiendo pasado ó no por colocarse un paracaídas a la espalda. Que tengáis un feliz día.

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