sábado, 11 de abril de 2009

Días con Nota ó cómo decirle a un gato negro que se relaje en una noche de luna llena


Esta noche sólo falta la bruja en un palo de escoba y yo aquí pidiéndole que por favor, por todos los santos felinos que conozca me deje dormir. Pero insiste saltando de la ventana a la puerta, descorriendo la cortina, porque tiene muy claro que donde quiere llegar es al otro lado del cristal.
Coño, Nota, las 6 de la mañana y me has hecho levantarme, porque voy a ver si te engaño con un poco de movimiento. Lo que consigue es que me deslumbre la luna y saque la cámara para hacerle unas fotos. Faltan la bruja y los fantasmas; me quedo con las nubes y el viento.
Me vuelvo a la cama y esta vez es él quien me acompaña a mí. Le acaricio un poco a ver si cuela... Compartimos edredón pero no tiene intención de quedarse. A este gato de ciudad ya no hay quien le pare. Ha aprendido que cuando se pone el sol la calle es suya y no acepta un no por respuesta...


Ahora, en mi casa, durante el día hay una nariz de gato pegada a una puerta y su antónimo (perro, perdón, perra y blanca) tiene la misma posición al otro lado. Se miran pero no se tocan. Nota nos mira a las dos. No le hacen falta palabras para expresar lo que siente...

...cómo te pasas, colega.

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